Cuando te faltan las palabras

Las personas con afasia pueden perder la capacidad de hablar debido a un derrame cerebral, por ejemplo. Con mucho esfuerzo, tienen que volver a aprender las cosas más simples. Esta eventualidad muestra lo difícil que es la vida sin habla.

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Annette Schultz tuvo un derrame cerebral tres días después de dar a luz a su hija. Cuidados intensivos, coma, su esposo no sabía si viviría. Tenía el lado derecho del cuerpo paralizado. Y el habla había desaparecido. "Solo podía decir jeb, jeb, jeb, nada más", recuerda Annette Schultz desde el momento justo después del derrame. Ha pasado un año desde entonces. "Entonces siempre estaba enfadada, porque me sentía frustrada ya que mi esposo no entendía qué quería decir".

Pero Annette Schultz tuvo suerte: lentamente recuperó el habla. "Mi marido es australiano y mis primeras palabras fueron en ingés." Pero en un principio, ni siquiera la comunicación más simple funcionó: "Mezclaba sí y no", comenta Schultz. Hoy, la joven puede volver a hablar muy bien. De vez en cuando vacila y a veces no recuerda palabras, pero sonríe y termina la breve pausa. Con un poco de tiempo puede articular todo lo que quiere decir.

Los médicos llaman a estos trastornos afasia del habla. La mayoría de personas procesan el lenguaje en el hemisferio cerebral izquierdo, que es el dominante. Dos áreas juegan un papel importante: la de Broca y la de Wernicke. Las afasias significan que una de estas áreas está dañada. Las apoplejías son la causa principal. Sin embargo, las afasias también pueden ser causadas por accidentes, tumores, inflamaciones en el cerebro, intoxicaciones o demencia.

Los libros de medicina clasifican las afasias en Broca, Wernicke y afasias globales correspondientes a los problemas de habla causados. También existe la afasia amnésica con la que las personas tienen problemas para encontrar las palabras que quieren decir o escribir. Pero la mayoría de las veces esas personas pueden reformular la frase para dejar claro su punto de vista.

Me llamaban "Broca"

"Me llamaban Broca en un grupo de autoayuda", explica André Lagua. También tuvo un derrame cerebral. "Broca, porque siempre decía frases extremadamente cortas." Es un síntoma típico de las personas con afasia: no son capaces de aplicar gramática compleja y correcta o conjugar verbos. Además, solo utilizan palabras como "coche" o "pastel", estructuras como "si... entonces" o "sin embargo" quedan fuera. Su estilo de habla es como un telegrama: "Ve al cine, película. Bien." Debido a esos problemas característicos del habla, el doctor Pierre Paul Broca concluyó hace más de 150 años que el área del cerebro, que más tarde recibió su nombre, era responsable de la estructura de la oración y de la aplicación de las reglas gramaticales. En el caso de la afasia de Broca, no hay una gran dificultad para entender el habla. Sin embargo, nuevos estudios muestran que algunos pacientes tienen problemas para entender frases gramaticalmente complejas.

"También tenemos un Wernicke en nuestro grupo de autoayuda", dice André Lagua. "Habla y habla usando frases largas y complejas, sin embargo, la mayoría de las veces no entendemos lo que quiere decir." Las personas con afasia de Wernicke a menudo utilizan estructuras de frases muy complejas que al final no tienen sentido, porque mezclan el orden de las letras, la semántica y la sintaxis. También es típico que esas personas tengan problemas para entender lo que sus compañeros les dicen. Debido a los síntomas mencionados, Carl Wernicke, a quien se le dio el nombre de esta zona, asumió ya en 1874 que esta área cerebral es una especie de diccionario donde el cerebro relaciona palabras y significados.

 

 

"Esta clasificación en el área de Wernicke y la de Broca no es importante para el plan terapéutico", afirma Georg Greitemann. El lingüista del Hospital Lengg de Zurich ha trabajado con pacientes con afasia durante 30 años, también es vicepresidente de la Asociación de investigación y terapia de la afasia. "Aunque, hay pacientes que encajan prototípicamente en este esquema", dice, "la mayoría de los síntomas aparecen con afasias de Broca y de Wernicke." Por lo tanto, los terapeutas del habla ponen a prueba todas las habilidades del habla de los pacientes para centrarse en sus puntos débiles individualmente.

Nuevos conocimientos sobre el lenguaje

En la segunda mitad del siglo XIX, Broca y Wernicke hicieron sus suposiciones sobre cómo el cerebro procesa el lenguaje basándose en observaciones sobre las personas con afasia. Estas suposiciones fueron la base de la ciencia en esta área durante mucho tiempo. Como la RMN nos permite observar de cerca las actividades cerebrales, este conocimiento ha sido ampliamente modificado. Hoy en día, sabemos que hay redes en todo el cerebro que son relevantes a la hora de hablar. Las áreas de Broca y Wernicke son una parte muy importante de esta red, pero hay muchas más áreas cerebrales activas cuando hablamos o escuchamos hablar.

Cada vez es más evidente que no solo las áreas activas del cerebro son importantes para el lenguaje, sino también las vías nerviosas que las conectan. Las áreas de Broca y Wernicke están conectadas, por ejemplo, con dos haces neuronales distintivos (doble haz). Por lo tanto, parece plausible que un daño en un área pueda afectar a un área del habla (terapeutas lingüísticos llevan tiempo observándolo). En realidad, hay afasias que no afectan ni el área de Broca ni la de Wernicke, sino que solo las vías que hay entre ellas se encuentran dañadas. Los médicos se refieren a ella como afasia asociativa. Tanto la comprensión del lenguaje como el habla funcionan perfectamente. El problema aparece cuando intentan repetir lo que dice alguien, ya que la mayoría de las veces no pueden.

Terapia agotadora

"Esto es la rebanada de pan..." Annette Schultz se detiene, se inclina hacia adelante y mira de cerca la foto que está en la mesa de en frente. Está en una sesión de terapia del habla. En la foto hay una mujer untando pan. Ahora susurra para sí: "Esta es la rebanada de pan... esta es la rebanada de pan..." Duda y dice con cuidado: "¿Quién?". "No, no quién", le corrige su terapeuta Anke Nicklas y le ayuda: "¿De qué otra manera puedes decirlo? La mujer corta..." "Ah, es: esta es la rebanada de pan...". Annette Schultz sólo se detiene brevemente, "... que la mujer corta". Por un momento parece aliviada, luego mira la siguiente foto que hay en la mesa. Si deseas recuperar el habla, tendrás que trabajar mucho y ser muy paciente.

"La señora Schultz progresa a buen ritmo", afirma Anke Nicklas. "Y confiamos en que continúe así. Pero no hay garantía, con el tiempo, el progreso de algunos pacientes disminuye significativamente". En el pasado, creíamos que la afasia sería crónica después de dos años como máximo. Pero hoy sabemos que años más tarde se pueden lograr grandes mejoras.

"Practico cada día y aún tengo terapia tres veces por semana", explica André Lagua. Once años después de su ataque no habla con fluidez, al igual que Annette Schultz, se olvida de algunas palabras y otras simplemente no salen de su boca. "Cooapa... Cooapa... de alguna manera siempre vacilo al pronunciar esta palabra". Quiere decir cooperación. Nunca se recuperó lo suficiente como para volver a su trabajo como técnico de máquinas expendedoras. Hoy, trabaja como voluntario para una señora en un asilo de ancianos, y como presidente de la sociedad de afasia en Berlín (en alemán). Su deseo: "La gente debe conocer los problemas de la afasia, debe saber que no tenemos retraso mental, que simplemente no podemos hablar con fluidez".

 

 

Pocos contacto social

No todos gestionan la enfermedad tan abiertamente como André Lagua. "Hicimos una encuesta entre pacientes con afasia, la mayoría no tienen contactos sociales fuera de su la familia" manifiesta el lingüista Georg Greitemann. Algunos tienen depresión. "Por otro lado, conozco pacientes con afasia que viven solos y pueden gestionarse ellos mismos, y viven felices". Las personas con afasia tienen que enfrentarse a muchos obstáculos, por ejemplo cuando compran: se les hace una pregunta en el mostrador a la que no pueden responder. O no encuentran la palabra correcta para el producto que desean.

Annette Schultz aún está muy lejos de volver a trabajar. Trabajaba como especialista de seguros autónoma. Puede llevar bien una conversación normal, pero tiene problemas para hablar por teléfono y escribir. Le gusta su trabajo y confía en que podrá ejercerlo nuevamente. Poco después del derrame cerebral, su padre que es médico, le explicó lo que pasó. En ese entonces ella solo era capaz de decir "jeb, jeb, jeb". Lo entendía todo, eso nunca fue un problema. Y luego su padre dijo las palabras importantes: "Lo arreglaremos". Siempre lleva esas palabras consigo a la hora de ejercitar en todas sus terapias y rehabilitación, y aún mantiene el optimismo.

Sobre la autora

Ragnar Vogt (en alemán) realiza actualmente un autoexamen neurocientífico: toca piezas en el piano que memorizó hace 20 años y está fascinado por la cantidad de melodías y secuencias de acordes y movimientos de dedos que se han quedado dormidos en su cerebro durante todo este tiempo. Cuando le queda tiempo después de estos intentos no siempre melodiosos, trabaja como periodista y cineasta. Aprendió el oficio en la Escuela protestante de Periodismo. Antes de eso estudió biología en la Universidad Libre de Berlín; su tesis de carrera trataba sobre el sistema inmunológico de la gran polilla de la cera Galleria Mellonella. Dirige la productora nufan-Film en cooperación con Sebastian Pleuse, también produce vídeos para dasGehirn.info (en alemán).

Este artículo se publicó originalmente en: www.dasgehirn.info (en alemán).

 

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